¿Cómo es colectivo el arte?

“No hay obra de arte que no haga un llamado a un pueblo que no existe todavia” G. Deleuze.

Parto de la necesidad de afirmar mi singularidad como condición para la producción estética, y la preocupación por lo colectivo en el arte se convierte en una pregunta que solo puede encontrar lugar en los márgenes de tal producción, donde se generan actividades a partir de y hacia un afuera donde se hace posible la relación con los demás.

Son, por ejemplo, las actividades de gestión que como artista puedo estar llevando a cabo.

Hay pues una situación de escisión entre el lugar irreductible donde se contiene el eje que es productor de imágenes y la alternativa de generar formas de socialización de la experiencia, que podrán generar sentidos y posibilidades de crear colectivos de intercambio pero que carecerán del poder de generar imágenes, de apropiarse del uso del lenguaje en el sentido de desafío e invención que supone el acto creativo.

En el territorio de la gestión se hace posible, ante la imposibilidad de construir una totalidad de la experiencia articular saberes fragmentarios y diseñar alternativas de apropiación de esquirlas de lo real.

Pero en el territorio de lo estético pareciera inevitable la necesidad de subvertir-destruir el lenguaje mismo para posibilitar la aparición de un devenir diferente, que exceda la recurrencia de que todo acontecimiento finalmente acaba alimentando una subjetividad que se denuncia impotente para ir más allá por sí misma de la condición fundamental de singularidad.

No sé si lo colectivo podrá alguna vez plegarse sobre lo singular y conseguir de ese o algún modo apropiarse (¿re-apropiarse?) de esa instancia primera que es la capacidad de nombrar, dar forma y crear lo que es mundo, que hasta hoy se preserva como facultad de un sujeto que se convierte en artista para tal fin.

Tal vez descubramos un día que ese fue un modo inteligente de preservar una función del hombre que de otro modo hubiera desaparecido en el vértigo de desrealización que la propia cultura desplegó.

Pero hoy, por ahora, diría que la tensión de singular y colectivo, gestión en mi caso, puede ser sumamente angustiante, básicamente por el riesgo de suponer que puede tratarse de una verdadera aporía.

 

Tulio de Sagastizábal, mayo 2003.