Formas abiertas, colores en expansión

Por Mercedes Urquiza

El museo de Arte Contemporáneo Latinoamericano de La Plata exhibe hasta el 5 de octubre “Antología reciente”, una muestra del celebrado artista y docente Tulio de Sagastizábal. La exposición reúne las obras que son resultado de doce años de trabajo del galardonado como Artista del Año en 1998 por el Museo Nacional de Bellas Artes.

Desde su irrupción a comienzos de siglo XX, la abstracción fue evolucionando en distintas direcciones y tomando diversas formas que dieron pie a algunos de los momentos más trascendentales del arte contemporáneo. En estos días que corren, en la era de la sobreinformación en la que abundan las expresiones artísticas hiperrealistas de carácter autorreferencial gracias a las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías, el viejo lenguaje de la abstracción se sigue demostrando válido para producir miradas y reflexiones acerca de nuestro entorno.

Un ejemplo de esto es la muestra que se exhibe en el Museo de Arte Contemporáneo Latinoamericano de la ciudad de La Plata (MACLA). La exposición Antologías recientes, de Tulio de Sagastizábal (Posadas, 1948), presenta una selección de pinturas que el artista misionero realizó desde que decidió volcarse al campo del arte abstracto, allá por 1997. A contramano de mucho de sus contemporáneos, De Sagastizábal decidió hace poco más de diez años dejar de lado la veta figurativa con la que había construido un estilo y ganado el reconocimiento del circuito del arte porteño y lanzarse a experimentar en otras direcciones.

Poco antes de ese vuelco, el misionero había presentado una exposición de profundo carácter figurativo, titulada Antología inestable, que de alguna forma significó el cierre de un período en su devenir creativo y apertura de otro nuevo. “Hasta entonces, estaba en un proceso de varios años muy figurativos, en los que armaba escenas y le daba una narración a cada cuadro”, recuerda ahora el propio artista. Coqueteando libremente con distintos elementos de la tradición del arte abstracto, las obras de De Sagastizábal tienen un lenguaje visual propio que dejan abiertos múltiples significados. En la primera sala del museo platense se exhiben los trabajos más recientes, entre los que se cuentan las obras de las series Paraísos solitarios (2007-2008), en las que se suceden franjas de colores agrupados con ambigüedad, y las de Cruz del Sur (2008), en las que se cruzan dos grandes formas alargadas que se continúan en los cantos de los cuadros (muy alla Paternosto).

La otra sala tiene un carácter más retrospectivo y está protagonizada por la que podría ser una de las primeras obras abstractas: Pinturas indolentes (1997), además de las de la serie Nada ocurre dos veces (2003), compuesta por cuadros en los que oculta una trama ondulante a la que le superpone otra de tonos bien fuertes.

La abstracción que propone De Sagastizábal no es nada meticulosa y sí muy activa, siempre yendo y viniendo sobre una paleta de colores vivos y disímiles. Son cuadros flexibles, con fondos etéreos y figuras dominantes, con formas abiertas que se van expandiendo en distintas direcciones.

“He entendido la abstracción no como una declaración de principios, o una adhesión fervorosa a un cierto número de reglas y compromisos, o negaciones, sino que ha sido más bien un modo, una manera de irse adentrando progresivamente en un muy particular universo y ritmo narrativos, unidos a una fuerte voluntad despojada y de concentración”, explica De Sagastizábal, quien decidió dedicarse a la pintura cuando corrían los años negros de la dictadura militar y tuvo una primera formación autodidacta, que luego completó en los talleres de Alejandro Vainstein, Luis Felipe Noé y Roberto Páez.

Al ser hijo de una maestra, no es casual que De Sagastizábal sea altamente reconocido por su labor como docente y mentor de varios artistas de la nueva generación. “La docencia me obliga a pensar, a estar en contacto con jóvenes. Me gusta mucho el clima porque estás hablando todo el tiempo de lo que más te interesa. Confrontando, poniendo en discusión tus propias creencias”, concluye.