Prólogo para Pinturas indolentes

Por Fabián Lebenglik

Prólogo escrito para la muestra “Pinturas indolentes” realizada en la galeria Der Brucke, en Buenos Aires en 1997.

 

Huída hacia la pintura

1 Despreocupado

Las nuevas pinturas de Tulio de Sagastizábal son obras despreocupadas, pero no despreocupadas de la pintura, sino más bien del plano extra pictórico. Se ve una voluntad de no transformar sus telas en una lectura en clave narrativa de los sucesos del mundo.

Con la serie que presenta intenta revisitar las artes visuales de los años treinta, cuyo motor era la autorreferencia, la abstracción y el festejo del arte. Una manera de tomar distancia del dramatismo, aunque fuera por un momento. Cualquier referencia exterior a la pintura, desde esta perspectiva, sería vista como engañosa. De Sagastizábal se contagia de la euforia modernista; busca el colorismo, con planos saturados, casi sin grafismos; logra una traducción de las formas, tonalidades y espacios que se vuelcan en ciertas zonas de color. Elige pautar el ritmo de las formas, por ejemplo, con líneas entrelazadas. Construye imágenes en base a la síntesis de planos, a la simplificación y estilización. Parecen ser estandartes de alegría y satisfacción.

Las líneas entrelazadas que van demarcando planos internos, recuerdan la Endless column (columna sinfín) que Brancusi construyó en París (1920) y en Rumania (1937). Se trataba de una columna compuesta de módulos romboidales que iban decreciendo en perspectiva (en un caso, de siete metros, en madera; en el otro, de treinta metros, en hierro). La economía y perfección de la columna Brancusi establecía definitivamente la abstracción escultórica, sin dejar de lado el manejo de los volúmenes de las llamadas “culturas primitivas”.

También hay en estas nuevas pinturas un homenaje a la abstracción decorativa de Matisse, a la estilización de los componentes del cuadro y al respeto por la pureza de los medios.

2 Tientos y diferencias

El hecho de entrar a funcionar dentro de una estructura como la de una galería de arte, en relación directa con el mercado –un lugar de presiones, negociaciones, tiras y aflojes-, el pintor lo vive como logro y como problema. Y tiene la actitud artística transparente de transformar los problemas en proyectos pictóricos. En este sentido, volcarse a una supuesta despreocupación estaría respondiendo a cuestiones personales: la pintura sería un modo posible de solucionar problemas –de la pintura- y ponerlos en circulación.

El primer dato de la presión del mercado, que al menos el artista vivió como tal, fue su participación en la última edición de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid, ARCO, en febrero de 1997. Tuvo que pintar contra reloj, modificando sus hábitos de producción, y ese forzamiento lo vivió como una derivación directa de la inserción en el mercado. Trabajar bajo presión tendría como consecuencia una disminución del grado de libertad o, tal vez, la redefinición del contexto en el cual ser libre. Ya no se pinta solo por motivaciones internas (vocación, capricho, deseo, resignación) o gracias a un grupo cercano, más o menos extendido, que estimula, critica o aprueba, sino que ahora se suman evaluaciones abstractas, fundamentalmente de terceros, que no entran en la esfera de sus intereses directos.

En la Argentina, como en casi todas partes, los artistas atados al mercado son muy pocos en relación con la cantidad de gente que trabaja en las artes visuales. Esta experiencia es crucial y actúa inevitablemente sobre la obra. Allí, entre otras zonas de la creatividad, en el marco de la crisis que esta situación desencadena, se ve claramente la respuesta de cada artista ante los límites. La crisis es el momento de la verdad.

3 Corriente alterna

Al cambiar las condiciones y las circunstancias, el diálogo con las obras propias y de los demás, también se modifica. En ARCO, de Sagastizábal vio la producción que los galeristas del mundo ofrecen al mercado y comprobó el adocenamiento de los trabajos que van con la corriente, huyendo de la pintura hacia los objetos; así como huyen hacia la referencialidad más o menos precisa de esos objetos. La decisión del artista fue, precisamente, fugarse de la corriente, hacia la pintura. La mainstream del arte que supuestamente funciona en el mercado, en donde prevalece la tiranía del concepto y la metáfora como interpretación forzosa, no le interesa. Prefiere el diálogo con lo contemporáneo, para no sumarse al monólogo.

Por primera vez en una exposición de Tulio de Sagastizábal, la lógica de la pintura no empieza y termina en cada cuadro, sino que se reparte en el conjunto de la muestra como concepto. Antes la unidad pictórica mínima era un cuadro; ahora es la totalidad de la exposición.

Además los cambios, antes, eran morfológicos; mientras que ahora son de lenguaje. Al cambiar la extensión de la unidad de creación que se desplaza de la obra singular al conjunto, varía también la realización.

Hasta ahora siempre había pensado su obra en etapas donde cada cuadro era un eslabón de la Pintura, una parte dentro de una secuencia mayor en la que los procesos artísticos estaban encadenados. Entre el cuadro y la Pintura, entre la producción individual y la categoría abstracta, se ubica la idea intermedia de la muestra: la exhibición de un conjunto separado de lo anterior que establece un corte y funciona como unidad autónoma y autosuficiente.

En este sentido la muestra es producto de un estado de cosas, es la idea de la creatividad aplicada a un momento y un espacio específicos, cosa que jamás le había sucedido a de Sagastizábal.

En la “Antología inestable” que presentó hace dos años en los Museos de Arte Moderno de Buenos Aires y de Arte Contemporáneo de Bahía Blanca, las pinturas exhibían manchas y diseños sobre la superficie –algo así como agujeros negros- que alternativamente mostraban u ocultaban algo. Ese camino inquietante se vuelve plácido. En su nueva exhibición utiliza con sutileza el humor y juega con los opuestos atención/distracción. Los grandes frisos de la primera sala alternan con cuadritos que interrumpen la armonía. Hay un contrapunto entre equilibrio y desequilibrio para que finalmente la ruptura y el desorden den sentido a la composición de la muestra.

La serie despreocupada viene a responder a esa preocupación de bajar la carga dramática, referencial, pretenciosa y significativa. Despejar la ampulosidad y la retórica. Quitar el ruido y dejar el silencio. Colocar a la pintura en una dimensión real, ex profeso menor y decorativa. Toda la serie es el resultado de una toma de posición. No es producto del impromptu creativo, sino de la reflexión acerca del estatuto pictórico en la contemporaneidad. La pintura ocupa un lugar módico, sin mayores pretensiones, aunque ese lugar es profundo como el conocimiento.

Junio de 1997.

 

 

Flight towards paintings

 

Unconcerned

Tulio de Sagastizábal’s new paintings are unconcerned works, not unconcerned with reference to painting, but in the extrapictorial plane. You can observe the will of not transforming his canvases into a narration code reading of world affairs.

With the series he exhibits, he intends to revisit the visual arts of the thirties, fuelled by self- reference, abstraction and the celebration of art. This is a way to take distance from dramatism, at least for one moment. Any reference beyond painting, from this perspective, would seem misleading. De Sagastisábal is caught by modernist euphoria; he is in search of the tendency to emphasize color over drawing, with saturated planes, almost without graphisms; he achieves a translation of shapes, shades and spaces wich spill in certain color areas. He decides the determination of the rhythm of shapes, for example, with intertwined lines. He builds images based upon the synthesis of planes, simplification and stylization. They are like standards of joy and satisfaction.

The intertwined lines which mark inner planes, remind us the Endless column built by Brancusi in Paris (1920) and Rumania (1937). It was a column formed by rhomboidal modules that became smaller in perspective (in one case, seven meters high, in wood; in the other case , thirty meters high, in iron). The economy and perfection of the Brancusi column definitely established abstraction in sculpture, without leaving the handling of volumes of the so called “primitive cultures” aside.

These new paintings also include an homage to Matisse’s decorative abstraction, to the stylization of the components of the picture and to the respect for pureness of the means.

 

Feelings and differences

The fact to start working within a structure like an art gallery, in direct relationship with the market – a place of pressure, negotiating, to and fros from one extreme to the other- is perceived by the painter as achievement and as problem. He has the transparent artistic attitude to transform problems into pictorial projects. In this sense, the turn towards the assumed unconcern would be in reply to personal matters: painting would be a possible way to solve problems – concerning painting- an to put them into circulation.

The first piece of information of the market pressure, which at least the artist felt as such, was his participation in the last edition of the International Contemporary Art Fair in Madrid, ARCO, in February 1997. He had to paint against the clock modifying his production habits, and he felt said compulsion as a direct consequence of market insertion. The consequence of working under pressure would be a smaller degree of liberty or perhaps, the redefinition of the context in which to be free. You do not paint any more only due to inner reasons (vocation, caprice, wish, resignation) or thanks to a more or less extended close group, which stimulates, criticizes of approves, but now abstract evaluations are added, mainly form third parties, who do not belong to the sphere of his direct interests.

In Argentina, as almost everywhere, the artists which are tired to the market are very few in relation to the number of people who work in visual arts. This experience is decisive and inevitably acts on the work. There, among other areas of creativity, in the frame of the crisis brought about by the crisis, the reply of each artist with respect to the boundaries may be seen very clearly. The crisis is the moment of truth.

 

Alternating current

Upon the change of conditions and circumstances, the dialogue with the own work and with the work of others, is modified as well. At ARCO, de Sagastizábal saw the production offered to the market by the galleries from the whole world, and confirmed the sale by dozen of works which follow the current, fleeing from painting towards objects; they also flee from a more or less precise reference with respect to these objects. The decision of the artist has been, precisely, to flee from the current, towards painting. He is not interested in the mainstream of art, which supposedly acts in the market, where tyranny of concept and metaphor prevails as forced interpretation. He prefers the dialogue with everything wich in contemporary, in order not to join the monologue.

For the first time, at Tulio de Sagastizábal exhibition, the logic of painting does not start and end in each picture, but is shared by the whole exhibition as concept. Before, the minimal pictorial unit was a picture; now it is the whole exhibition.

Also, in the past the changes were morphological; while now they lie in the language. Upon the change of the extension of the unit of creation, which moves from the single work to the entire exhibition, realization varies as well.

Until now, he had always thought of his work in stages, where each picture was a link of painting itself, a part within a greater sequence, wherein the artistic processes were connected.

Between the picture and painting, the intermediate idea of the exhibition lies between individual production and an abstract category: the exhibition of a relation, separated from his prior work, which determines a change, and works as independent and self-sufficient unit. In this sense, the exhibition is a product of a state of things, it is the idea of creativity applied to a specific moment and space, something which had never before happened to de Sagastizábal.

In the “Antología inestable” (Unstable Anthology) which he presented two years ago at the Modern Art Museum in Buenos Aires and the Contemporary Art Museum in Bahía Blanca, the paintings had spots and designs on the surface – something like black holes- which alternatively were showing or hiding something. This disturbing path turns pleasant. In his new exhibition he uses sense of humor with subtlety and plays with the opposites attention/ distraction. The great friezes of the first room alternative with small pictures which interrupt harmony. We find a counterpoint between balance and unbalance, in order that finally the rupture and disorder give sense to the composition of the exhibition.

The unconcerned series is a reply to this concern to lower the dramatic, related, presumptuous and meaningful load. To clear away pomposity and subtleties. To take away noise and leave silence. To place painting in a real dimension, ex profeso smaller and decorative. The whole series is the result of positioning. It is not the product of creative impromptu, but of reflection with reference to the pictorial bylaws in contemporary.

Painting has a moderate place, without major pretensions, although this place is as deep as knowledge.

 

Fabián Lebenglik. June  1997.