Receta para el Macro

1.

Moverse en el campo del arte contemporáneo supone estar advertido de que hay cambios que son irreversibles, por la naturaleza de los factores que están involucrados en el fenómeno de una determinada transformación.

 

2.

En consecuencia, es mejor estar atentos a que si las escenas, objetos más o menos materiales, más o menos estables, que estamos en instancias de percibir, de experimentar, no se corresponden cabalmente a lo que teníamos entendido como obras de arte, lo que está ocurriendo no es en ninguna medida un malentendido, sino que la puerta que acabamos de abrir para penetrar en un espacio de arte, es una puerta que podría estar señalizada por un signo de interrogación, como si fuera un baño de hombre o de mujer, dando un poco a entrever la naturaleza de su contenido.

 

3.

Un signo de interrogación porque un artista contemporáneo seguramente ha pasado por un cierto tortuoso camino de desprendimientos de enseñanzas y certezas aprendidas. En el muy personal ejercicio elegido, cualquiera sea, como campo de realización y producción de obras, seguramente decía, se ha topado con la inutilidad que resulta de poner en movimiento toda una gran parafernalia de saberes a la hora de construir una imagen de la experiencia presente: que se le presenta, que le acontece, que se le echa encima, si se quiere, desnudándolo en su capacidad, inteligencia o habilidad de poder decir algo acerca de lo que nunca había conocido.

 

4.

O sea, un artista en su práctica pone en movimiento ese riesgo: renuncia a hablar con las palabras usuales, es decir los medios del lenguaje que utiliza, pues esos medios como los viejos caballos que retornan solos al punto de partida, sólo saben recorrer un camino aprendido, aprehendido también, y, en consecuencia, se revelan como poca cosa, aunque sean enormes, y lo son, ante la magnitud de lo desconocido que se ha plantado frente a nuestra curiosidad y voluntad de conocimiento.

 

5.

Les propondría, mientras recorren la sala de arte, hacer, por ejemplo, mentalmente el ejercicio de describir sus propios pensamientos, digamos, en unas pocas frases, dos o tres al comienzo, acerca de lo que están experimentando.

En un segundo momento, tratar de ser más extensos en el ejercicio, y ver de darle a las propias descripciones un contenido un poco más minucioso. E incluso irse un poco por las ramas, y continuar con el parloteo virtual aún más, observando hacia donde se derivan, o comienzan a derivar, pensamientos e imágenes.

Finalmente, y en realidad deseo proponerles que lo intenten luego por escrito al regresar a sus casas, o refugiarse en algún bar o cervecería; finalmente, decía, busquen continuar con la descripción más y más todavía, sin preocuparse al comprender, que es posible que suceda, que ya no sepan muy bien de qué están hablando y que han comenzado a hacer juegos inesperados, con las imágenes y las palabras. Puedan ya estar quizás entonces sonriendo, porque los juegos y las construcciones han despertado en ustedes un pequeño frenesí en su continuidad, y su proceso está creciendo, afuera, desprendido; ha comenzado a asombrarlos y probablemente también a seducirlos.

 

6.

Quizás pueda entonces caerles, y ansío que así ocurra, la ficha que revela que el mejor modo de comprender el arte es conseguir la suficiente autonomía que significa actuar como artistas a la vez.