Tercer antología

Por Gustavo López

El grupo de pinturas que se presenta en esta tercer a antología dan cuenta de un conjunto de ideas pictóricas que durante más de una década se fueron desplegando y resolviendo dentro y fuera del lienzo. Las obras en su conjunto nos recuerdan el destino de la pintura como actividad mental y es allí donde la potencia artística de Tulio de Sagastizabal se expresa con asombrosa naturalidad y precisión.

Las pinturas tienen ante todo una carga significativa de diseño, tanto de los elementos articulados en el plano como en la aplicación ordenada del color; o sea, ideas concentradas en la expresión de la forma y sus consecuentes derivaciones en la generación de lenguajes. El fondo, la trama y la línea que compone figuras, son las variables del proceso pictórico, resumido siempre en estructuras de aparente sencillez. Es así que los cuadros se agrupan en familias donde las distintas instancias de la representación son atacadas y resueltas a través de la introducción de derivaciones y subordinaciones que dan paso a nuevas imágenes de estas genealogías.

Algunas de estas series son expresadas sobre un fondo de cuadricula, en donde elementos, de una geometría biomorfica, tienden a insertarse y disputar visualmente el territorio de este fondo, generando percepciones y desdoblamientos sutiles. En otras la pincelada se expresa de modo artificial, recurriendo a cintas de papel para limitar las zonas de color, que al ser retiradas de la tela generan tensión en una línea azarosa pero controlada. Los recursos pictóricos logrados dan cuenta de un dominio formal, producto del trabajo incesante, pero la totalidad de la obra que se agrupó en estos años (y de la cual esta antología es una síntesis apretada, pero por demás ilustrativa) expresan un pensamiento permanente y lucido sobre las problemas pictóricos y los múltiples ejes de conocimiento que su resolución son capaces de aportar. Persistencia que dota de profundidad a la reflexión sobre que es hoy la pintura, y que conexiones entreteje y disputa con las acciones artísticas contemporáneas.

Tulio es ante todo un pensador del campo cultural; un pintor que no duda en afirmar su práctica y a la vez deslindarse de los vínculos con las habilidades y tradiciones específicas, siempre que sea necesario. Las series expresan variaciones y derivaciones de distintas ideas pictóricas que se suceden de un cuadro a otro y que denotan, en esa acumulación, una diversidad de recursos y decisiones sobre los modos en que debe pintarse un cuadro, a la vez que interrogan amablemente sobre la naturaleza dura de la pintura. A esta operación, por demás compleja e intensa, se suma el evidente placer en la construcción del objeto, un deleite lúdico y a la vez concentrado que asalta al espectador con una carga afectiva y familiar.

El resultado de estos años de producción ha generado varias muestras de distintos formatos y despliegues, cientos de pinturas, acuarelas y dibujos; en resumen una constelación pictórica que no deben recibirse como ilustraciones de conceptos estéticos sino como producto del conjunto poderoso de experiencia y reflexión.

Bahía Blanca, septiembre de 2012.